Promover la salud física, la salud mental, los recursos posibles de cada persona, su contexto, la forma de relacionarse con los alimentos y los tiempos individuales para alcanzar sus logros u objetivos personales.

La presión social por llegar a un peso ideal o deseado, disminuir el porcentaje graso o ganar en porcentaje muscular de forma rápida, puede traer como consecuencia el padecimiento de ciertos desordenes alimenticios. Frente a estas exigencias, se expone al paciente ante “dietas milagrosas” que pueden afectar la salud, siendo muy restrictivas, poco flexibles y cortoplacistas.

Desde nuestro consultorio nos enfocamos en que el descenso o variación de peso, sea una consecuencia de los hábitos alimentarios y no la causa motivadora para cambiarlos. Es por esto que se fomenta una salud más integral, donde alimentarse saludable y conscientemente no signifique una exigencia para transformar nuestro cuerpo a cualquier costo. La finalidad es la construcción de una mejor calidad de vida y el acceso a una alimentación que no genere culpabilidad, sino disfrute, salud y bienestar.